Universidad Pedagógica Nacional No. 144
Licenciatura en Intervención Educativa
Nombre de la Materia:
Asesoría y Trabajo con Grupos, Unidad
No. 2
Nombre del Profesor:
Psic. Yurian Isaías Ramos
Enríquez
Nombre del Trabajo:
"El Diagnóstico
Psicopedagógico"
Nombre del Alumno:
José Luis Nazarin Palomar
Semestre:
5° "A" T/M
Cd. Guzmán, Mpío. De Zapotlán el Grande Jal. A 02 de Octubre de 2013
Introducción
El
diagnóstico, es la herramienta esencial para desempeñar el papel del
Interventor Educativo, e inclusive, para la mayoría de los profesionales en
las carrera existentes, se considera el
diagnostico como la principal arma de su arsenal, ya sean estas licenciaturas o
ingenierías, porque a través de su realización
se podrán detectar aquellas carencias, problemáticas o situaciones que
existen, pero que a simple vista, no es tan fácil percibir o reconocer. Como
tal, en el que hacer de un LIE, esta actividad está ligada a una metodología
teórica-científica y lineamientos específicos que dependerán del área de
intervención donde se aplique, que puede ser tanto en la educación impartida en
cierta institución, así como en algún aspecto de la sociedad en particular.
Definición de Diagnóstico
Razonamiento
dirigido a la determinación de la naturaleza y causas de un fenómeno.
Proceso
que se realiza en un objeto determinado, generalmente para solucionar un
problema. En el proceso de diagnóstico dicho problema experimenta cambios
cuantitativos y cualitativos, los que tienden a la solución del problema.
Consta de varias etapas, dialécticamente relacionadas, que son: - Evaluación -
Procesamiento mental de la información - Intervención - Seguimiento.
El
Diagnóstico Psicopedagógico
El
diagnóstico psicopedagógico como tal, es el proceso donde se analiza la
situación del alumno, en relación a dificultades en el contexto de la escuela y
del aula. Puede alcanzar también, dado que el caso se lo permita, un primer
conocimiento de las problemáticas familiares, algunas orientaciones e
inclusive, derivaciones a centros de salud mental.
En
este sentido,el agente derivador es habitualmente el maestro, ya que él es
quien señala el problema y solicita la intervención de otro profesional, además
trata de acercar y conseguir comunicaciones funcionales y operativas entre dos
sistemas fundamentales para el niño: la familia y la escuela.
El
diagnostico psicopedagógico se desarrolla en el interior de la escuela y por
tanto es necesaria una contextualización y se centra en el conocimiento del
niño tanto que el alumno, es decir, trabaja sobre sujetos que están inmersos en
una situación de enseñanza-aprendizaje, esto ha de referirse con base a los
contenidos, objetivos y orientaciones marcados por el curriculum escolar de la
institución.
De
modo general, el diagnostico psicopedagógico
puede entenderse como un compromiso de trabajo conjunto entre el
interventor y el maestro.Así, pues el trabajo se enfocará desde el primer
momento como un proyecto de trabajo conjunto, donde el psicopedagogo tendrá un
papel primordial y el maestro colaborara en medida que se conoce a cerca del
niño. Y finalmente en el proceso de psicopedagógico, el interventor juega un
papel fundamental, no únicamente como elemento de asesoramiento y de ayuda al
alumno y al maestro, sino como un agente que puede provocar rigidez o, por el
contrario, cambios positivos en la organización escolar.Así mismo, el
diagnostico psicopedagógico reposa sobre diversos sujetos y sistemas muy
interrelacionados, con esto nos referimos a la escuela, la familia, las
sociedad, el alumno como tal, el maestro y por supuesto también, el
interventor.
Sobre
las características primordiales del interventor se puede argumentar que este se
halla implicado en diversos sistemas, se relaciona y coordina en diferentes
ciclos, como por ejemplo: la escuela, el municipio, centros de salud mental o
reeducación, etc.
En
este sentido, se desprende la gran complejidad del campo de intervención, ya
que el hecho de estar a la vez dentro y fuera de una institución, puede
tornarse en algunas ocasiones muy difícil.
También
es necesario que un interventor establezca y defina las relaciones con los otros
con gran claridad, sin aceptar definiciones que sean confusas o anómalas.Así de
este modo, al abordar un trabajo de colaboración es esencial establecer
relaciones constructivas con los maestros y otras personas con las que se ha de
trabajar. Por tal, dentro de la escuela, se habrá que respetar
de su funcionamiento y canales de comunicación, además de potenciarlos
si hace falta para evitar desorientación y problemas paralelos.De tal modo, cuando
la escuela deriva un alumno con dificultades, se espera que el interventor diagnostique
las dificultades existentes y que ayude a encontrar posibles soluciones y
estrategias para la resolución del problema.
Pasos del diagnóstico psicopedagógico
y sus elementos
La
derivación es la primera fase o elemento de dicho
proceso, y esta acción consiste en elaborar una ficha que el maestro rellenara
para solicitar un apoyo por parte de otro profesional, para resolver cierta
situación problemática con algún alumno en particular, y en ella, la información transmitida se
determinara por las diferencias propias de cada maestro, la precisión de la
observación y la evaluación que este a podido realizar hasta el momento y
también, si ha entendido el objetivo de la hoja de derivación y su importancia
para el conocimiento del caso.
La
entrevista con el maestro es el segundo elemento que
corresponde a un diagnostico psicopedagógico, y esta ha de satisfacer la
necesidad del interventor de obtener del educador, el máximo de información
sobre el niño. En concreto la entrevista con el docente tendría que conformarse
por una entrevista inicial y su desarrollo, abarcando apartados como la
profundización en la definición del problema; ampliación de la información con
respecto al alumno; datos sobre los contactos entre padres y escuela;
estrategias de cambio utilizadas por el maestro, y finalmente, objetivos y
compromisos mutuos.
La
entrevista con los padres constituye el tercer
elemento clave del diagnóstico, y se propone ser muy clara en la cuestión de
objetivos a tratar, para determinar si los familiares están de acuerdo o en
desacuerdo con las intenciones del interventor. Y como objetivos básicos tiene
la obligación de informar a los padres que, como interventores se está
intentando colaborar con el maestro en determinados aspectos que le preocupan,
además de obtener información y datos de la situación familiar, ver y captar la
capacidad de cambio y flexibilidad que presentan los familiares y así como
también solicitar su apoyo para el tratamiento del caso.
La
observación es la siguiente fase, esta es un
instrumento que nos permite realizar un análisis del problema en la situación
en que este se muestra principalmente, y tiene como objetivos conocer la
dinámica y la relación del grupo-clase, conocer las normas y reglas del
funcionamiento que rigen en una clase, observar las dificultades del alumno,
sus capacidades que muestra el niño y conocer la receptividad del maestro en
relación a la evolución que el interventor podrá hacer
La
revisión de los trabajos de clase es otro elemento del diagnóstico psicopedagógico,
esta acción nos ayuda a complementar la observación, ya que nos permite
analizar las realizaciones del alumno, así como los materiales que utiliza. Uno de los objetivos base, es
ver cómo son las producciones de los niños, el tipo de trabajo que realizan,
sus errores más frecuentes, con el fin de formarnos una idea más clara de sus
posibles dificultades y las estrategias que utilizan.
Otro
aspecto que nos permitirá detectar la revisión de trabajos es el trabajo real
que se realiza en la clase, cuales son las tareas que se hacen con más
frecuencia y cuales se hacen muy esporádicamente o casi nunca.
El
trabajo individual con el alumno se
define como una situación de observación en un contexto bien diferente al de la
clase, se interacciona con el maestro y el resto de los alumnos, y
habitualmente se le plantean situaciones de enseñanza-aprendizaje colectivas.
De esta manera obtenemos un conocimiento más amplio del alumno y de su
situación.
Las
orientaciones forman el penúltimo concepto
de la aplicación deldiagnóstico, y trata de las estrategias que el interventor
desarrollara para solucionar la problemática detectada. En este apartado, es
importante resaltar que la idea principal, es que el maestro trabaje la
planeación de actividades que el interventor le ha otorgado, pero en dado caso
que la situación lo permita, se podrá realizar dicha tarea de manera conjunta,
y en algunas casos excepcionales, será el interventor el que trabaje de lleno
con el alumno dejando de lado la colaboración con el maestro.
El
seguimiento es la fase final del
proceso, y abarca la evaluación de las acciones llevadas a cabo durante la
intervención, con el fin de analizar avances, retrocesos y demás puntos de
interés para los profesionales y la familia del alumno como tal. Y como su
nombre lo indica, se le deberá de dar un seguimiento al individuo a tratar para
observar de cerca su evolución en las siguientes etapas de su desarrollo como
integrante de una institución educativa, y por tal, es muy prioritario el crear
un expediente oficial que abarque desde el inicio de su tratamiento hasta el momento que se dio de alta.
Estructura de un diagnostico
psicopedagógico
Es
obvio que el diagnostico que emitirá el interventor sobre el alumno será de
utilidad para el maestro, pero habrá que remarcar, que, la precisión que este tenga en la demanda,
dependerá de la forma en que se enfoque la interpretación del caso. Así pues,
el trabajo se enfocara desde el primer momento como un proyecto de trabajo
conjunto.
En
el terreno concreto, hemos de tener en cuenta que no siempre se trabaja con un
nivel de colaboración óptimo y que puede variar según diversas circunstancias
de tipo personal e institucional.
Normalmente
el diagnóstico se inicia a partir del momento en que el educador señala un
alumno como motivo de su preocupación. En general, el maestro presupone que la disfunción pertenece sobre
todo al alumno y que, por tanto, la exploración y las orientaciones se
referirán a él. El interventor, en cambio, parte de la base de que, si bien el
alumno presenta unas características peculiares que lo enfrentan de una manera
determinada a la situación escolar, lo que en realidad le está presentando el
educador es una situación de dificultades en la comprensión mutua entre el él y
el alumno.
Consecuentemente,
el interventor intentara conocer la relación entre ambas personas y también la
del grupo en general, y en las orientaciones intentara implicar tanto a los
alumnos como a los propios maestros.
En
el diagnóstico psicopedagógico hay que distinguir diferentes fases o elementos:
demanda o indicación del problema por parte del maestro o, excepcionalmente, de
los padres; entrevista con el maestro y entrevista con los padres; revisión de
los trabajos de clase; exploración individual, orientaciones y seguimiento.
Así, algunos de los elementos del diagnóstico psicopedagógico requieren una
situación definida de tiempo.
Por
tal, la solicitud es el primer paso del diagnóstico, y, lógicamente, las
orientaciones y el plan de trabajo son el punto final. Pero a pesar de ello, la
actuación del interventor en la escuela y en la propia dinámica que esta
impone, hace que a veces se efectué una ordenación flexible de los anteriores
elementos.
Sin
embargo no es necesario aplicar cada uno de las fases en todos los casos, ya
que la elección y uso de estos, dependerán del criterio del profesional, el
tipo de demanda y el contexto que la envuelve.
Teniendo
en cuenta que la duración del duración del curso es relativamente corta y que
la naturaleza de las relaciones personales en la escuela es muy viva y
dinámica, pueden encontrarse fácilmente puntos de anclaje para empezar a
trabajar; a veces el interventor puede optar por detener el diagnostico a
partir del momento en que considera que
la información obtenida y, por tanto, las orientaciones que puede ofrecer son
susceptibles de producir cambios en relación a la demanda inicial. Para
posteriormente, durante el curso, irá complementado el conocimiento del
problema con el seguimiento del caso.
Y
grandes rasgos, podemos identificar dos temáticas importantes, estrechamente
vinculadas, que son objeto de consulta por parte del maestro: dificultades de
aprendizaje y problemas de comportamiento o de relación. En este sentido, en
uno y otro caso la intervención va dirigida a la modificación de la situación
dentro del contexto de la escuela, fundamentalmente, sin dejar de lado aquellos
aspectos familiares o sociales que puedan intervenir.
Conclusión
Para
concluir este trabajo, podemos asegurar que como futuros Interventores Educativos,
tendremos que saber manejar a la perfección la teoría sobre la realización
tanto de diagnósticos psicopedagógicos como socioeducativos, ya que nuestro
campo de acción es demasiado amplio, y es imposible conocer las situaciones de
trabajo en las que necesitaremos de estas herramientas para realizar una buena
intervención, por tal hay que tener conocimientos sobre su aplicación en
aquellas ocasiones que lo requieran. Ciertamente, ligando esto a la asesoría y
trabajo con grupos, es correcto decir que para ubicar deficiencias o problemas
en los colectivos existen diversas técnicas de detección de problemas, tales
como las encuestas, los test, la entrevista grupal o individual, pero sin lugar
a dudas, nuestra principal arma para el tratamiento de las carencias o situaciones
conflictivas será la elaboración del diagnóstico, y el nivel de éxito de la
acción interventora dependerá totalmente de la calidad y diseño en que este sea
elaborado.
Así,
un buen Interventor deberá saber combinar la aplicación de los diagnósticos con
los estrategias que este crea convenientes para solucionar las problemáticas
detectadas, y estas acciones nunca deberán de salirse del margen curricular que
la institución educativa predisponga, obviamente esta condición es aplicable en
el ámbito psicopedagógico, ya que en el ramo de lo socioeducativo se manejan
otros principios base.
Bibliografía
BASSEDAS, Eulalia, et al.
Intervención educativa y diagnostico psicopedagógico. Tr. Cristina Domínguez.
Barcelona. Ed. Pardóv. 1991-1989 Pág.49-74